Relatos de los Jueves (Bebidas Literarias)

 

Comenzamos mes y nuestra anfitriona Dorotea, nos propone un  nuevo reto, esta vez el tema va de hacer un relato  sobre algún acontecimiento que este presente alguna bebida que sea bebible vamos allá a ver que se nos ocurre, como anteriores jueves si pincháis en la imagen os llevará a la convocatoria . Un besote y feliz semana para todos.

El Bautizo

Aquella invitación nos vino de sorpresa, pues la verdad no esperábamos que nuestros vecinos nos invitaron al evento, pero claro, mi mujer, que es muy servicial desde que Adela quedó embarazada, se preocupó mucho por la joven vecina y la amistad llevó a que tengamos un extra económico este mes, menos mal que con la paga de julio nos apañáremos

Ya se acercaba el día y no teníamos, muy claro qué regalar, pues ya cuando nació el bebé se le compró unos pijamas que siempre vienen bien, pero al convite debía ser algo más contundente.

Mi mujer que es muy apaña se ha ofrecido a que ella preparará la bebida _ a se me olvido decir que en esta ocasión lo celebran en el chalet de los padres de Adela, eso al menos es un alivio, pues las ropas no serán tan pomposas.

Esta mujer, no sabe en qué lío se ha metido ella y a mí de paso, se cree que preparar una gran limonada para sesenta invitados es como hacer una limonada para dos, mira que es cabezona, ya le he dicho que las medidas tienen que ir bien que si no eso va a ser agua de limón, pero ella no hace caso, ahí la veo consultando en el internet.

La noche al acontecido bautismal, mi mujer me mandó cortar rodajas de limón lo más finas posibles, mientras ella iba exprimiendo limones los calculo por cabeza y no falló, en un gran barril de barro lo dejamos toda la noche en la cueva el lugar más fresco de la casa, así al día siguiente estaría en su punto de frescor aunque para eso mi mujer es muy detallista ya había comprado una bolsa de hielos para sí era menester ponerlos dentro del barril junto a unas cuantas cucharadas de granadina y hierbas para que cogieran sustancia luego las quitaría antes de servir.

El pequeño Daniel ni lloro y, la limonada fue la estrella de la fiesta, eso sí, a media tarde la confianza estaba tomando un cáliz, un tanto pecaminoso.

Campirela_

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