Nuestros anfitriones este jueves son El Vici Solitari, y nos proponen un tema alucinante porque hay mil posibilidades y todas ellas pueden ser asombrosas, por ejemplo:
-El potro de tortura de un dentista
-La butaca de un barbero
--La trona de un bebe
Una Maca en una playa nudista
-El banco de una iglesia, o confesionario, un etc. si pincháis en la imagen de arriba, veréis más opciones, pues vamos a ver, me gustan todas , voy a ver que sale con la que tengo en mente .
Si pincháis en el confesionario os llevará a la lista de participantes.
Absolución con extra de Bechamel
—Padre… he hecho algo terrible.
El hombre al otro lado se removió incómodo. No era sacerdote, sino un ladrón que huía de los policías y había encontrado en aquel confesionario un refugio improvisado. Pero decidió escuchar.
—Dígame, hija —respondió con voz grave, intentando sonar convincente.
Ella tragó saliva, como si revelarlo pudiera invocar el castigo divino.
—Me he comido… el almuerzo de mi compañero de trabajo. Lo negué cuando me preguntó si sabía algo. ¡Y era su táper de lasaña casera!
El ladrón parpadeó, sorprendido por el drama innecesario.
—¿Eso es lo terrible? —murmuró.
—Era una lasaña de cinco capas, con bechamel. Me siento una ladrona, padre.
El fugitivo casi soltó una carcajada, pero se contuvo. Luego, carraspeó, adoptando un aire de sabio consejero.
—Escuche, señora. Hay dos tipos de ladrones, los que roban por necesidad y los que lo hacen por gusto. Usted, claramente, pertenece al primer grupo. Solo tenía hambre.
Ella se quedó atónita. No era el consejo que esperaba.
—¿Y qué debo hacer para redimirme, Padre? —preguntó.
El supuesto sacerdote meditó un momento antes de responder con solemnidad.
—La clave está en el equilibrio. Hoy roba una lasaña… mañana lleve a su compañero un postre. Así se restablece la justicia divina.
Ella salió del confesionario con la sensación de haber recibido la absolución más peculiar de su vida. Mientras tanto, el ladrón, satisfecho con su inesperada labor de consejero, ajustó su chaqueta y murmuró para sí mismo "Tal vez este negocio de la redención no esté tan mal".
Y yo como silla del confesor, en todos los años que llevo escuchando confesiones, aquella me dejo descolocado, nunca pensé que comerse la lasaña fuera pecado, aunque aquella mujer se le iba la vida en cada palabra confesada ...
Campirela_
Una historia simpática y con leccion de comportamiento, el ladrón pone una buena y útil penitencia, resarce el daño infligido mejor que unas oraciones. El titulo "Absolución con extra de Bechamel" es una obra de arte. Abrazucos
ResponderEliminarAjajjaja, es que la lasaña lo estaba pidiendo a gritos ajajá. Gracias, Ester.
EliminarUn besote grande, buenas noches.
El ladrón dio un mejor consejo del que hubiera dado el legítima tentación.
ResponderEliminarLo de compesar el robo de tan deliciosa comida, con un postre, es un gran consejo.
Besos.
No siempre una penitencia severa es lo mejor.
EliminarEl ladrón actuó muy inteligente.
Gracias, Demi.
Besos y feliz semana.
oye, pues para ser un ladrón era muy sabio y culto. :D y creo que el cura le habría dado un consejo parecido: "no es tan grave, hija, a la próxima compensas a tu compañero invitándole a un postre". ;)
ResponderEliminarbesotes!!
En este caso concreto, para mí que ella se pasó un poco en culpa.
EliminarY el consejo o absolución fue muy inteligente
Besotes, y muy feliz semana.
Una narración envolvente, que transforma un objeto cotidiano en un verdadero testigo de emociones e historias. Me ha encantado la manera en que la silla cobra vida a través de los recuerdos y del tiempo. Un relato sensible y muy bien escrito.
ResponderEliminarCon cariño,
Daniela Silva
💜 https://alma-leveblog.blogspot.com
Te invito a visitar mi rincón, donde también doy voz a las emociones.
✿¸.•°”˜˜”°•.✿
Gracias, Daniela por tu visita y dejar tu huella en mi blog.
EliminarUn abrazo y muy feliz semana.
Es que las tentaciones se presentan ante nosotros y nos hacen caer en ellas, sobre todo cuando se trata de comer algo apetitoso. Por un momento pensé en mi confesionario, aunque yo habría dado otra penitencia ;)
ResponderEliminarBesos dulces Campirela y dulce semana.
Es cierto que cuando se tiene hambre y la comida la tienes a tu alcance la tentación está presente,
EliminarElla peco, depende cómo se mire, creo que si pecado no fue comer sino mentir a su compañero q fue ella quien lo comió.
Jaaaa, bueno la comida y la lujuria pueden ir de la mano, pero mejor lo dejamos así
Gracias, ,Dulce
Un beso, muy feliz semana.
Uy es que la lasaña tienta. Me gusto tu relato. Te mando un beso.-
ResponderEliminarQuién no sé comería tan manjar jjjj.
EliminarUn beso, feliz día
A todo el que diga "robo por necesidad" me encantaría responderle: "Claro y nosotros trabajamos por diversión..."
ResponderEliminarNo seas tan radical, hay excepciones la vida a veces es dura, la necesidad siempre está derivada por falta de recursos ya sean económicos bo emocionales.
EliminarBesotes
Argomenti variegati su cui creare storie fantastiche per una saggia lettura.
ResponderEliminarBuona giornata e un abbraccio Campirela
Mil gracias Silvia.
EliminarTe deseo un precioso martes
Besos y abrazos
yes, it is ok to "steal" in certain conditions ....
ResponderEliminarnice story..... have a nice day
Look, stealing is never a good thing. It's better to ask, although sometimes the options leave you no other choice. Hugs, have a nice week.
Eliminar¡Ayy Campi querida! Si que tienes una imaginación ultra frondosa.
ResponderEliminar¡Me encantó el relato! Tiene de todo pero, básicamente, me pareció divertido. ¡Y una genialidad el título que le has puesto!
Una vez más van mis 👏👏👍
Va mi abrazo ¡Buena semana para ti!
Tenía varias opciones, el confesionario me era tentador, pero algo simple y mira si es simple , que la pobre mujer casi le da un perreque por comerse la lasaña del compañero y fingir no haber sido , una travesura , nada mortal ajajjaja. Y bueno que fuera un ladrón es un buen escondite , nada mezclas un poco y ya ves , sale algo , digamos que curioso ajja. Si te has reído tanto mejor , una carcajada es medio año más de vida , eso me lo acabo de inventar jajaja.
EliminarBesos, Lu, una muy feliz semana.
Campirela tu que tienes buena mano para cocinar, el dia menos pensado me presento en tu casa y me invitas a comer lasaña o...ese arroz que tan bien sabes cocinar. De todas formas, quedas absuelta...
ResponderEliminarUn beso de Buscador
Ajajjajaj, te diré algo, la lasaña no me gusta mucho , pero si hay que hacerla se hace , eso sí , el arroz y las fabes son cosa mia ajja. Gracias, buscador.
EliminarPero qué bonito!
ResponderEliminarAhora hasta el ladrón me cae bien!
El consejo que le dio es inmejorable!
Besitos!!
Hay ladrones que roban el corazón ajajá. Un besazo mi Lunita.
EliminarHola Campirela!
ResponderEliminarMuy bueno tu relato y su enfoque! Je, je! Es que hay que distinguir entre el pecado por necesidad y el que se hace por gusto! Ja, ja! Y es que esto de la consideración pecaminosa depende de cada uno, con los remordimientos ya tenemos suficiente penitencia! Ja, ja! Un abrazote!
Tú lo has dicho , ya son bastantes los remordimientos como para pensar que somos pecadoras que vamos a ir al infierno de cabeza .
EliminarBueno, la penitencia fue justa. Un besico.
Que buena historia, me reído un montón imaginando la situación tan surrealista que vivió la pobre arrepentida. Campi fíjate que casualidad que de una historia de sillas hemos terminado las dos hablando de comida, tú con la lasaña con postre y yo con el caldo con hueso de jamón. A ver si va a ser una sincronía 😜
ResponderEliminarAjajjajajaj, puede ser.
EliminarLas ondas virtuales nos han puesto en el camino de la comida y el placer por esta.
Gracias, amiga, un besazo y me alegro que te hayas reído, eso me encanta.
Bueno, no sé yo si llevarle un postre es lo justo, o mejor restituirle una lasaña de la misma calidad. Lo mejor es lo a gusto que se queda el falso confesor. ;)
ResponderEliminarUn abrazo.
Jaaaa, fue un justo confesor .
EliminarGracias, Alfredo
Un abrazo.
Cuántos pecados más habrá escuchado esta silla que habrían escandalizado a muchos... sobre todo a aquellos que censuran sin apreciar la obra.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo.
EliminarGracias, por estar .
Pues a ese ladrón no se le da mal su nuevo papel de confesor. La penitencia de llevarle un postre a la víctima, me parece mucho más acertada que rezar no sé cuantos padrenuestos y avemarias.
ResponderEliminarMuy bueno.
Me acabas de dar una idea, todo está cambiando, las penitencias deberían evolucionar y no quedarse en rezos.
EliminarMuchas gracias
Besos.
Es claramente culpable, porque se siente culpable. Debe administrarse a síisma un castigo desproporcionadamente exagerado, pata no quedarse corta, que la penitencia sea eficiente. Llevarle un postre sería reconocer la culpabilidad, así que si quiere confessr pues el postre está bien.
ResponderEliminarAnrZooo
Gabi, no seas tan duro, ella solo comió una lasaña y se sentía fatal , no estuvo bien, pero tp es oara sacrificarla.
EliminarCreo que el falso sacerdote estuvo bien acertado.
Un besote
Jjajaja pero qué bueno tu relato, mi Campi, la pobre mujer que va a confesarse tan preocupada, y resulta que el que está dentro no es el cura sino un ladrón jajaja, qué situación jajaja, me he partido de risa cuando lo iba leyendo, imaginando la escena, y menudo pecado, el de comerse el taper de lasaña de su compañero. La verdad es que me ha gustado la respuesta del ladrón, la de restablecer la justicia divina, qué bueno.
ResponderEliminarUn placer disfrutar de tu relato, mi Campi, me ha encantado.
Besos enormes.
Mil gracias, lo que más me satisface es que os riais, es tan necesaria una sonrisa , que lograrlo es puro placer. Un besazo mi querida María.
EliminarBesos y un bonito, casi fin de semana, cuidado con el calor .
Jajajaja, muy bueno Campirela, la silla del confesionario. La mujer que se confiesa con el ladrón y el ladrón que da un consejo bastante peculiar.
ResponderEliminarMe encantó.
Un abrazo
Gracias, Nuria, poner humor a una confesión es algo que es extraño , pero tampoco era el pecado tan grave jajaj. Un besote .
EliminarJajajaja, muy buena tu historia realmente me pareció muy divertida, sobre todo por la absolución que le dio el supuesto "sacerdote", darle u poste a su compañero es admitir su pecado y también una manera de redimirse, muy bueno tu manera de relatarlo si hasta me pude imaginar la cara del ladrón al escuchar semejante confesión, jajaja.
ResponderEliminarUn abrazo grande.
PATRICIA F.
Gracias, Patricia.
EliminarEste jueves las sillas nos están dejando muy buenas historias y en esta ocasion quería algo divertido , si lo conseguí mejor que mejor. Un besazo y muy feliz noche.
Olá, querida amiga Campirela!
ResponderEliminarMuito boa, fiquei até rindo do falso sacerdote.
Escolhemos a mesma possibilidade de cadeira.
Pobre cadeira que acolhe até os impostores!
Tenha dias abençoados!
Beijinhos fraternos
Gracias, amiga por tus lindas palabras
EliminarAl final el ladrón, no tenía malos pensamientos y la penitencia no fue mal del todo.
Un besote grande.
Y yo que pensaba que después del consejo el ladrón se iba a redimir! Jaja. Muy original la historia de la silla que sabe todos lis pecados y los chismes de la parroquia! Un abrazo
ResponderEliminarUn confesionario guarda los secretos más deseados del ser humano, si en verdad hablarán , tiembla la tierra jaaaa
EliminarUn fuerte abrazo.
si al ladrón casi se le escapa la carcajada, este pirata sí que se carcajeó a su gusto, jajaja.
ResponderEliminarun beso.
Jaaaa, gracias.
EliminarY yo me alet de que haya sido así
Un besote.