Esta vez la idea es narrar historias cuyo rol protagónico esté llevado por algún personaje ubicado fuera de su contexto natural o previsible, intentando sorprender al lector con alguna situación impensada y contrastable con lo que en principio podría esperarse de él o ella.
Este es Reto del jueves que nos convoca Neogéminis, si pinchan en la imagen les llevará a dicha convocatoria.
La Escoba que bailaba Flamenco
Cada noche, cuando el telón del viejo teatro se cerraba y los aplausos se desvanecían en el eco, algo insólito ocurría en el rincón del camerino. Allí, apoyada contra la pared, una escoba de cerdas gastadas despertaba con un crujido leve, como si estirara sus fibras después de un largo día de trabajo.
No era una escoba cualquiera. Había barrido los pasillos del teatro durante décadas, absorbiendo el ritmo de los taconeos, los giros, las palmas. Y una noche, simplemente, no pudo resistirse más.
Se deslizó hasta el centro del escenario, donde aún quedaban motas de polvo dorado, y comenzó a bailar.
Sus movimientos eran torpes al principio, pero llenos de pasión. Las cerdas golpeaban el suelo con fuerza, marcando el compás como si fueran zapatos de charol.
El palo se arqueaba con elegancia, imitando los brazos de una bailaora. Y aunque no tenía rostro, se podía sentir su orgullo en cada giro.
El fantasma del antiguo director, que aún rondaba el teatro por puro capricho, la observaba desde el palco con lágrimas en los ojos. “¡Ole tú!”, murmuraba, emocionado.
Una noche, una joven bailarina olvidó su pañuelo en el escenario y regresó a buscarlo. Al abrir la puerta, se encontró con la escoba en pleno faena, girando sobre sí misma con una gracia imposible de igualar. Se quedó paralizada, sin saber si gritar o aplaudir.
La escoba se detuvo, la miró —o eso pareció— y con un leve movimiento, le ofreció el pañuelo. Desde entonces, la bailarina volvió cada noche, y juntas practicaban en secreto. Nadie lo sabía, pero el alma del teatro había vuelto a latir.
Y si alguna vez pasas por allí y escuchas un zapateado a medianoche, no te asustes. Es solo una escoba que decidió que barrer no era su profesión.
Campirela_
Un brano davvero originale, in questa nuova iniziativa, in cui ti sei cimentata.
ResponderEliminarUn abbraccio cara
Gracias, Silvia.
EliminarTe deseo un lindo y bello martes.
Besos.
No te quepa duda Campirela, que el atrezo de un teatro tiene vida propia y que por las noches se arman las fiestas y los espectáculos más sublimes y que por desgracia no están al alcance del ojo de todos los mortales. Hay seres que pueden disfrutarlo, como tú has hecho hoy.
ResponderEliminarEn cuanto a comprar mi novela, La puedes pedir a la editorial: https://gazpachodeletras.com/producto/soledad-y-olvido-van-de-la-mano/,
y te la mandarán espero que en unos días, pues estamos preparando la segunda edición que estará lista casi de inmediato.
Te agradezco el interés y espero tu comentario cuando ya la hayas leído. Muchas gracias bonita.
Besicos muchos.
La magia de entre bambalinas es única, y hay que no selo verla sino sentirla
EliminarYa miraré , el enlace a ver sino tengo problemas para adquirirlo.
Y descuida que tendrás una reseña a la altura que te mereces.
Un precioso martes.
Abrazotes.
Θα μπορουσε να γινει θεατρικη παρασταση Campirela!
EliminarGracias, morfeas.
EliminarUn besote, feliz semana.
¡¡¡Aplausos...!!!
ResponderEliminarCampi es un cuento hermoso, tiene misterio, sorpresa y una ternura fantástica por esa escoba bailaora. Felicitaciones, me encanto.
mariarosa
Gracias, mariarosa.
EliminarEs un placer sentir tu entusiasmo, es el regalo de unir letras
Besazo.
Que bonita tu historia de una escoba con alma y con ángel. Y la animación es un brillante broche final de su buen hacer. Un beso
ResponderEliminarMe gusta creer, que todo tiene vida. Aunque sea extravagante, porqué no imaginar ver el arte encima de un escenario de una escoba danzando.
EliminarUn besote grande.
Buenísimo. Arte y poderío sobre el tablao, aunque sea lejos de las luces y del público.
ResponderEliminarUn gusto descubrir esa escoba.
Hasta una escoba, sabe dar ese toque de olé encima de un escenario
EliminarEllas son testigos inanimadas de tanto arte que visualizan a lo largo de años , esperando ser utilizadas para barrer,lo que otros manchan.
Y entre barrido y barrido el arte se instala en ellas.
Un fuerte abrazo.
Es un espectáculo digno de verse.
ResponderEliminarUn objeto dotado de pasión por ese género musical.
Cumpliste muy bien con la consigna.
Besos.
Gracias, Demi.
EliminarSolo las mentes imaginativas pueden llegar a verlo.
Un besote.
Muy ingenioso relato, una escoba bailarina que además encontró una compañera de baile :)
ResponderEliminarBesos dulces, Campirela.
Y tan ingenioso , todavía hablan las crónicas de tal misterio que cada noche hay en ese teatro, donde las luces no se apagan nunca.
EliminarUn beso, feliz noche.
Necesito más pistas, quiero asomarme a ese teatro, lo haré de puntillas y en silencio, ni siquiera me chivaré que tu con pasión y embeleso eres quien nos lo ha contado. Un aplauso
ResponderEliminarJaaaa, si te asomas, no hagas ruido.
EliminarVerás un gran espectáculo , sobre todo de magia sincronizada, de una escoba y una bailarina,
Y no olvidemos al fantasma del director , él está entusiasmado con tal deleite jajaj.
Un besazo y sigamos soñando e imaginando.
Qué duo tan magnífico, la escoba y la bailarina, el fantasma del director estará alucinando Campirela. Muy buena participación, me ha encantado. Un abrazo y feliz semana
ResponderEliminarGracias, Nuria.
EliminarSi nos imaginamos la escena, sería como ver magia.
Pero está a veces existe en nuestra mente.
Besotes.
Hermosa historia Campirela, una escoba que descubrió su verdadera profesión como bailarina y el espíritu del teatro allí presente cada noche, una historia con magia, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn abrazo grande.
PATRICIA F.
La magia la podemos encontrar en cualquier objeto y estos pueden llegar sorprendernos. Claro la mente , divaga e imagina jajaja.
EliminarMuchas gracias , Patricia.
Besos, muchos,.