Convocatoria de los jueves( Mudanzas )

Este Jueves Molí, nos invita a escribir  sobre cambios de decisiones, o de oportunidades, a escribir sobre mudanzas, así pues pongamos la cabeza a pensar y a ver donde nos llevan las letras este jueves... como siempre os dejo enlace. Moli

Mi primera mudanza

La primera vez que nos mudamos de casa fue una alegría para mi, pues tendría mi propio cuarto y eso me llenaba de satisfacción compartirlo con mi hermano no me hacia la menor gracia.
Cada noche tenia que oírle hablar por teléfono más de una hora con la novia de turno, pues cada tres meses el nombre era distinto, y siempre era el mismo sainete.
Esta vez después de estar más de cinco años en nuestro nuevo hogar, debíamos trasladarnos fuera de la ciudad a un pueblo metido donde nadie sabe, porque por más que lo busqué en el mapa no llegué a encontrarlo.
Me fastidiaba mucho, mi hermano ya se había independizado, y yo tenía una edad muy mala, pues dejaba a mis amigas y a mi primer no digo amor, pero si me gustaba , empezábamos a conocernos pero no había otro remedio que darle carpetazo, las relaciones por carta no me interesaban.
Al llegar al lugar la primera impresión fue deprimente, después de descargar todas las cajas y dejarlas más o menos organizadas estaba cansada, me fui a recorrer el pueblo, para despejarme un poco.
Total no había muchas casas y vecinos pocos, eso sí la iglesia y el ayuntamiento eran dos edificios que merecían la pena visitarlos.
Las vistas si eran bonitas todo rodeado de montañas y ese verde que cuando lo miras los ojos hasta parecen que se alegran de verlo.
Mi padre era el nuevo Doctor y como tal la casa le era dada sin gasto alguno, mientras estuviera en el lugar, por eso tuvimos tantas mudanzas a lo largo de nuestras vidas, pero este lugar tenia algo y no tarde mucho en descubrirlo.
Al cabo de una semana, yendo a la tienda a comprar descubrí el que seria mi primer amor, él estaba detrás de ese mostrador con sus ojos rasgados de un gris plateado y ese pelo rizado,su sonrisa era mágica, fue verle y enamorarme.
Nuestro idilio duro el tiempo que mi padre estuvo ejerciendo como médico en el lugar. Cuando volvimos a mudarnos la historia se termino, ya os conté que no soy de relaciones por carta, pero en esta ocasión estuvimos casi un año con nuestras misivas hasta que un día ya no llegaron más.
No sentí dolor, porque él fue mi primer amor, y el descubridor de ese mundo maravilloso que es amar.
Las mudanzas en mi vida marcaron un amor, se puede decir qué como los marineros, en cada puerto un amor.
Hasta qué me quedé en un lugar y allí raíces eche, hoy no quiero más mudanzas, me estresan y no quiero más amor que el que tengo por compañero.

Campirela_

                                                     La Mudanza...

A fuerza de mudarme

he aprendido a no pegar

los muebles a los muros,

a no clavar muy hondo,

a atornillar sólo lo justo.

He aprendido a respetar las huellas

de los viejos inquilinos:

un clavo, una moldura,

una pequeña ménsula,

que dejo en su lugar

aunque me estorben.

Algunas manchas las heredo

sin limpiarlas,

entro en la nueva casa

tratando de entender,

es más,

viendo por dónde habré de irme.

Dejo que la mudanza

se disuelva como una fiebre,

como una costra que se cae,

no quiero hacer ruido.

Porque los inquilinos

nunca mueren.

Cuando nos vamos,

cuando dejamos otra vez

los muros como los tuvimos,

siempre queda algún clavo de ellos

en un rincón

o un estropicio

que no supimos resolver.

                                                                                                        

Fabio Morábito