De la mano de Neogéminis nos llega esta nueva convocatoria, ya saben, pinchen en la imagen y les llevará a ella, muchas gracias.
Como verán por la imagen que les dejo como cabecera y la onomatopeya que elegí para titular la convocatoria, l@s invito esta vez a escribir relatos relacionados con el paso del tiempo y sus consecuencias.
Desde la perspectiva que les surja, con el estilo y forma que prefieran, intentando no superar las 350 palabras, la consigna entonces propone explorar la naturaleza del tiempo y nuestra relación con él.
La propuesta es de amplia interpretación, asi que, creo, cada quien contará con la libertad de encararla como más le guste (aún -si prefieren- haciendo referencia a las famosas pastillitas jajaja)
Como siempre, la invitación está abierta para quien quiera sumarse respetando las normativas aquí enunciadas. A partir del miércoles pueden ir publicando sus aportes en sus respectivos blogs. Me dejan aquí sus enlaces y el jueves iré armando con ellos la lista de participantes. Recuerden que participar implica respetar la reciprocidad de lectura y comentarios.
Los césares del tiempo
Es curioso como el tiempo pasa y no nos damos cuenta, aquella mañana en esa relojería de la esquina de mi casa, por primera vez pase, era de los establecimientos más antiguos de la zona, pues por desgracia las grandes superficies, reinaban en la zona.
Aquella relojería tendría más de cien años, pues el negocio paso de abuelo hasta el nieto, que ya tenía una edad, era quien lo regentaba.
El caso que mi curiosidad me hizo mirar al escaparate, vi un reloj de pared muy curioso, las horas estaban representadas en números romanos, por debajo de ellos había un emperador en miniatura.
Entre y lo vi más de cerca, era toda una obra de arte.
La tienda estaba vacía, justo en ese momento aquel maravilloso reloj dio la doce de la mañana, y de esa caja salía una voz con una frase célebre de Cayo Julio Cesar, —La suerte está echada —
Justo correspondía a ese Emperador, ya me enteraría más tarde que cada hora estaba regida por una frase de los doce Césares Romanos, cada hora nos decía una de sus frases célebres.
Me quedé perplejo, qué curioso era todo, su tic, toc, tac, eran pequeños sonidos de trompetas.
Estando contemplado, asomo el dueño de la relojería, así se presentó, un hombre de mediana edad, muy amable, el cual al ver mi entusiasmo, me ofreció que siguiera contemplando aquellas obras maravillas que allí guardaba.
Me contó que cada pieza era hecha por él y esa que estaba contemplando era la obra maestra de su abuelo, la tenía allí, pero no para venderla, sino para que fuera, digamos el estandarte de toda una generación, dedicada al tiempo.
Así lo llamo él, pues que es si no el reloj, una máquina echa por el hombre que cuenta los minutos, horas y segundos de un día tras otro.
Aquella, mañana, no solo vi relojes estupendos, aprendí a disfrutar de cada segundo junto a ese hombre, pues su trabajo era el tiempo y así me lo explicó, y debo decir que si algo aprendí, aparte de alguna frase más de los doce Césares Romanos, fue que el tiempo, tic, tac, toc, es el sonido de la vida.
Campirela_
Totalmente de acuerdo Campirela, el tiempo y su tic, tac, es el sonido de la vida, el que nos descubre que seguimos latiendo en ese camino a veces descorazonador y otras maravillosamente feliz que es la vida. Me encantó. Un abrazo
ResponderEliminarEs increíble, pero el tiempo es sumamente importante, él con su tintineo nos da y nos quita unas veces, lo quisiéramos parar y otras acelerar. Un beso, Nuria.
Eliminar¿Qué somos sino tiempo?
ResponderEliminarMe ha parecido muy interesante la expresión de que el tic tac que marca el paso del tiempo es el sonido de la vida.
Un saludo.
Gracias, Necco.
EliminarEn realidad la vida son sonidos y el tic , tac del reloj, es el que nos marca ese tiempo de vida que vimos.
Un saludo, muchas gracias.
Il ticchettio dell'orologio, col suo rumore accentuato, ci ricorda anche i battiti della vita, nel suo percorso veloce, che toglie respiri.
ResponderEliminarUn caro saluto