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UN CAMBIO RADICAL EN TU VIDA
Se trata de escribir un relato de ficción o no ficción que trate sobre un cambio radical en la vida del o los protagonistas, que haya llevado a situaciones de final feliz, absurdas, con moraleja, caóticas, en fin… el desenlace queda a vuestro criterio o puede ser lo que ocurrió en la realidad. Lo que importa es basarse en un cambio que signifique un antes y un después en la vida de alguien.
Marcos nos deja este reto, para el jueves, veremos a ver si damos un cambio radical, que sea digno de leer.
Las cinco vidas de Alicia
A una edad, Alicia se hartó. No del mundo, sino de esa vocecita que le decía “ya es tarde”. Había sido madre, esposa, cuidadora, cocinera, consejera, y hasta árbitro en peleas familiares. Pero nunca fue lo que soñó, médica, bailarina, chef, viajera, o simplemente una señora que se quedaba en bata viendo series sin culpa.
Así que hizo lo que cualquier persona sensata haría en su situación, se apuntó a un experimento secreto de clonación. “Cinco versiones de mí misma”, dijo. “Cada una que se encargue de una vida que dejé en pausa.”
Y así nacieron:
Alicia 1, la médica, que se metió a estudiar anatomía con más entusiasmo que memoria. Diagnosticaba con pasión, aunque confundía el hígado con el páncreas. Pero nadie le quitaba la bata ni el orgullo.
Alicia 2, la bailarina, que se apuntó a flamenco, tango y breakdance. Tenía más torceduras que pasos correctos, pero bailaba como si el suelo le debiera algo.
Alicia 3, la chef, que convirtió su cocina en un laboratorio. Inventó la tortilla de chocolate y el gazpacho con menta. No todo era comestible, pero todo era inolvidable.
Alicia 4, la viajera, que se fue con una mochila y una brújula rota. Visitó países que ni sabía pronunciar, se perdió en tres continentes y aprendió a decir “¿Dónde está el baño?” En 14 idiomas.
Alicia 5, la de bata y sofá, que se dedicó a ver series, comer galletas y suspirar sin remordimientos. Era la más feliz de todas, y la más sabia.
Un año después, las cinco Alicias, se reunieron. Se miraron, se abrazaron, se rieron. Cada una había vivido lo suyo, con errores, con aciertos, con caídas y con gloria.
Y entonces, la original —la Alicia Ia de siempre— dijo:
“Ahora sí. Ya viví todo lo que quería. Y lo mejor es que no tuve que elegir.”
Moraleja:
A veces, no se trata de hacer todo. Se trata de darte permiso para imaginar que podrías. Y en esa imaginación, ya empieza el cambio.
Campirela_