"Cuando los mundos chocan"
El sol comenzaba a teñir el cielo de tonos dorados cuando Carmen, con su bolsa de compras al hombro, acelera el paso por el camino solitario. No suele tomar esta ruta, pero hoy, por casualidad, ha terminado aquí.
A unos metros, Manuel, corre con su respiración acompasada, su cuerpo moviéndose al ritmo de sus pensamientos. Ama correr porque le despeja la mente, porque le recuerda que hay libertad incluso en medio de la rutina.
Carmen, gira sin mirar, Manuel, absorto en su entrenamiento, no logra esquivar. El choque es inevitable. Bolsas al suelo, zapatillas perdiendo equilibrio. Sus miradas se cruzan en una fracción de segundo.
Y ahí está.
La chispa.
Carmen parpadea, sintiendo una extraña calidez en su pecho. Manuel la mira, capturado por la intensidad de sus ojos, por el leve temblor de sus labios.
—Lo siento, ¿estás bien? —pregunta él, su voz, con un matiz que ni siquiera él entiende.
Carmen asiente, aunque su mente sigue atrapada en la sensación de ese instante. Algo ha cambiado. Algo que ninguno de los dos sabe nombrar todavía.
Los días pasan, y el sendero se convierte en su punto de encuentro no planeado. Manuel sigue corriendo, pero ahora, cada vez que llega a aquel tramo, sus ojos buscan a Carmen.
Ella también siente la urgencia de volver. No se permite pensarlo demasiado, pero su corazón late un poco más fuerte cada vez que lo encuentra allí.
Las miradas se transforman en palabras. Las palabras en pequeñas confesiones. Manuel le habla de su pasión por correr, de la sensación de ser dueño de su propio tiempo. Carmen le cuenta de la presión que soporta, de la carga de un apellido y unas expectativas que no ha elegido.
Sus mundos son distintos, pero en este sendero, por un momento, parecen no importar.
Las sonrisas se vuelven furtivas, los silencios tienen peso. Un día, Manuel le propone correr juntos, Carmen se ríe, dice que no es buena en eso, pero acepta. Sus pasos son torpes, su respiración desordenada, pero Manuel la mira con una mezcla de ternura y deseo.
Se detienen bajo la sombra de un árbol. La distancia entre ellos se acorta. Manuel levanta la mano y aparta un mechón de su cabello, húmedo por la carrera. Carmen siente su cuerpo estremecerse.
No dicen nada. No lo necesitan.
Pero fuera de ese sendero, el mundo sigue girando. Un mundo que no les pertenece juntos.
Carmen pertenece a una familia que espera de ella obediencia. Un futuro trazado, pulcro, sin margen para errores. Manuel, en cambio, viene de un entorno distinto, donde cada paso lo ha construido solo.
La diferencia de clases no es solo una barrera externa. Está ahí, entre ellos, como una sombra que poco a poco se hace más difícil de ignorar.
Hasta que un día, Carmen deja de aparecer en el sendero.
Manuel la espera. Día tras día. Pero el vacío se mantiene.
Cuando finalmente la encuentra, su mirada está triste. Lo sabe antes de que ella diga nada.
—No puedo seguir —susurra ella, con voz quebrada.
Manuel la observa, sintiendo su propia herida abierta. No discute, no intenta convencerla. Solo se acerca, y la besa con la intensidad de quien sabe que es un adiós.
Cuando se separan, Carmen da un paso atrás. Su mundo reclama su lugar.
Manuel la mira una última vez, y sin decir palabra, corre.
Corre porque es lo único que puede hacer.
Meses después, en la fría oficina de un banco, Carmen extiende una carpeta con documentos. Necesita un préstamo, su única oportunidad de independencia.
Cuando levanta la vista, el corazón se le detiene.
Manuel está sentado al otro lado del escritorio.
No hay zapatillas gastadas ni camisetas deportivas. Solo un traje impecable, una postura segura. No encaja. Algo no cuadra.
Los ojos de Manuel se encuentran con los de ella, y por un segundo, el tiempo se detiene.
—¿Necesitas ayuda con algo? —pregunta él con voz neutra, profesional.
Carmen siente el golpe de su frialdad. Este no es el hombre que conoció, no es el que la miraba embelesado en el sendero.
¿Quién es realmente? ¿Todo fue una mentira?
No responde. Solo se levanta y sale de esa oficina dejando atrás un sueño.
Pasan los meses. El sendero sigue vacío.
Hasta que una noche, la lluvia cae con fuerza sobre la ciudad. Carmen camina sin rumbo, con el frío en la piel y la mente dispersa.
Manuel también avanza, perdido en recuerdos.
Un tropiezo.
Un choque.
Son ellos.
Carmen lo mira. Manuel la observa.
No dicen nada. No lo necesitan.
Se abrazan.
Sus labios se encuentran con urgencia, con todo lo que quedó en el aire.
La lluvia sigue cayendo, pero ellos no sienten frío. Porque ahí, bajo la tormenta, no existen bancos, ni senderos, ni apellidos, solo un hombre y una mujer dejándose querer
Fin.
Campirela_
Campi, un relato que me conmovió, soy una romántica sin cura.
ResponderEliminarQue belleza de historia, estaban predestinado a unirse en ese amor que incendia y se sienten solos en el mundo, los dos amándose.
Maravilloso
Besos bella
Gracias, el romanticismo nunca pasa de moda , y esos amores, creo que nos acercan más a ser más humanos y menos superficiales.
EliminarUn beso, y muy feliz noche.
Es que hay cosas que cuando son para ti, lo son sin mas. No se puede evitar ni hacer nada para evitarlo como bien demuestras.
ResponderEliminarPor cierto, precioso el homenaje a George Harrison que le hicieron, el hijo es que es una calcomanía de él.
Un besazo!
El destino no se puede cambiar , mira lo que paso en la peli de destino final.
EliminarMe encanta esta versión , y si son dos calcos, para mí Harrison era el mejor , su sensibilidad y sus composiciones magistrales, no sé, hacía notar , por los demás tenían na gran personalidad, y el tímido , tenía su encanto. Un besote grande mi Morella linda.
Boa noite de sábado, querida amiga Campirela!
ResponderEliminarLindo romance cheio de detalhes de tropeços que foram vencidos pelo amor.
Assim é na vida real.
Um vídeo espetacular.
Tenha um final de semana abençoado!
Beijinhos fraternos de paz
Hay romances, que nos embrujan cuando leemos una novela, pero en verdad la realidad supera la ficcion.
EliminarEl tema es una buenísima versión de George Harrison, el mejor de los cuatro, para mí.
Un besote grande.
Que bonito Campi, has logrado capturar ese instante mágico donde dos mundos tan distintos se cruzan, se reconocen… y por un momento, se pertenecen. Gracias por compartir una historia tan honesta, conmovedora y bellamente escrita. Besos
ResponderEliminarEn esta vida , nadie se debe quedar sin su minuto de magia en el amor
EliminarGracias, por sentirlo tan lindo.
Un besazo, y muy bello domingo.
Uy me sacaste un suspiro. Te mando un beso.
ResponderEliminarPues me parece genial que asi fuera. Un besote y muy lindo domingo.
EliminarCuando el destino se empeña, nada lo detiene y así parece ser en el caso de Carmen y Manuel, aunque espero que no vayan chocando por la vida :) Buena historia.
ResponderEliminarBesos dulces, Campirela y dulce fin de mes.
Ese choque fue el comienzo de algo, y aunque el destino jugo, lo que es de ser será. Creo que eso lo dijo un sabio.
EliminarOtro beso para ti, que tengas un bonito domingo.
Hay mi Campi me haces suspirar,
ResponderEliminarme encanta el romance, ademas todo
lo que nos presentas, te queda de lujo
y bello, la musica igualmente bonita,
me voy suspirando...??., Besitos dulces.
Siby
Ese suspiro es de sentir como el amor nos eleva y nos hace mejores personas.
EliminarTe oigo suspirar, gracias por siempre tus cariñosas palabras .
Un besote grande mi Siby preciosa.
yo conocí hace décadas a un hombre que trabajaba para una distribuidora de revistas (revistas como selecciones, vanidades, cosmopolitan, etc) que él mismo repartía en una van. entre las cosas que me dijo estaba que lo iban a promover como jefe en una de las áreas y que él se había casado con una chica de clase alta.
ResponderEliminarel amor cuando es lo suficientemente fuerte vence cualquier tipo de barreras como por ejemplo la diferencia de clases.
es un bonito relato el que has realizado.
un beso.
Bonita historia que nos cuentas , el amor es ciego, nunca mejor dicho, no entiende de clases, de color, de edades, cuando se da es algo que no se puede controlar, aunque sea un instante, ese momento será siempre único en nuestras vidas.
EliminarUn beso, Draco, muy feliz domingo.
L'amore vince sempre e avvicina anche l'essenza di mondi lontan.
ResponderEliminarBuona domenica carissima
El amor es la fuerza de la vida, aunque sea efímero, ese instante merece la pena vivirlo. Un feliz domingo para ti.
EliminarMuy hermoso. Un beso
ResponderEliminarMuchas gracias, Susana. Otro de regreso para ti .
Eliminar¡Qué bonita historia de amor!
ResponderEliminarLa primera parte me ha recordado la canción de Melendi: "Destino o casualidad", una de mis favoritas y en menor medida también la de "La promesa" (otra de mis favoritas).
Sea como sea, un auténtico placer recorrer ese sendero de mano de tus personajes para vivir, aunque sea por unos instantes ese amor tan hermoso.
Gracias por compartir tus textos con nosotros, Campi.
Un besazo.
Gracias, a vosotros que leéis, y si os gusta, esa es la gratificación mejor que se puede esperar.
EliminarMelendi tiene unas letras en sus canciones muy bonitas, son de las que te llegan al alma, y esa de la Promesa es genial, creo que te inspire una amistad, de ese modo dice mucho el personaje.
Un besote grande, a disfrutar del resto del domingo. Besos.
Yo creo profundamente en el destino..
ResponderEliminares un relato que lo refleja, las almas que se buscan acaban encontrándose...
Me ha emocionado!
Qué relato tan bonito!
Un beso cariño.
Ya somos dos, las cosas siempre pasan por algo , aunque no encontremos sentido , todo lo tiene, hasta lo más ínfimo. Un besazo mi querida Lunita.
EliminarY hoy, que llueve a mares, seguro que Manuel y Carmen están por ahí besándose.... lo que me gusta a mí estos romances.
ResponderEliminarBss ;)
Jajajá, a que sí, en el fondo, todos somos unos románticos empedernidos. Un besote, grande Silvia.
EliminarBella historia. ¡Me encantan los relatos de amor!
ResponderEliminar¡Qué lindos esos personajes!
Es así, cuando se enciende la chispa...¡en algún lugar y momento arderá!.
No hay que dejarla pasar.
¡Buena tarde de domingo!
Y buen comienzo de semana
Va mi abrazo
Esa chispa es vital para encender la hoguera sin ella no llama que arda.
EliminarA estas horas ya son noche, asi, pues te doy a ti las buenas tardes y a mí las buenas noches jaja. Un besazo querida Lu, y por supuesto que estos dos últimos días de septiembre sean el preludio de un gran mes de octubre.
Besotes muchos.
Bonita y compleja historia, Campirela. El amor no sabe de títulos o estatus social.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Asi es, o debería ser. Un beso, Nani.
EliminarUna historia en la que cuesta, pero al final tienen el final feliz.
ResponderEliminarAbrazo.
El camino que es serpenteante, es difícil de andar, aunque cuando se llega a lo llano se disfruta más.
EliminarUn buen lunes, abrazo
afortunadamente ha tenido final feliz, el amor lo puede todo. :)
ResponderEliminarcarmen es como yo pero en chica, por las expectativas familiares no cumplidas, el modelo de vida que ella no eligió...
besotes!!
Pues espero que encuentres a una Manoli y te haga feliz, te lo mereces Chema. Todo llega a su debido tiempo. Un fuerte abrazo.
EliminarUn encuentro tan especial, tan inesperado, que parecía obra de hadas, que influyen mágicamente en los destinos, merecía ese reencuentro.
ResponderEliminarY que ambos vencieran los obstáculos.
Besos.
A veces los seres mágicos intervienen en el destino de las personas.
EliminarGracias, Demi.
Un beso.