Convocatoria de Relatos – 1 de enero de 2026
“Escribiendo el primer día del año”
Temas para elegir:
Para comenzar el año con creatividad y buen humor, os propongo varios temas para que cada uno elija el que más le inspire. Todos están pensados para relatos ligeros, divertidos, emotivos o reflexivos, según lo que os apetezca escribir. Aquí van:
Queda claro que sois libres de elegir el vuestro, yo solo os dejo alguna idea.
1. “El minuto después de las campanadas”
Ese instante en el que todo el mundo respira, se abraza, piensa, recuerda o mete la pata. Puede ser un momento mágico, divertido o inesperado. Lo que ocurre justo después de las uvas puede dar para una historia preciosa.
2. “El año que empieza torcido… pero promete”
Porque todos hemos tenido un 1 de enero que empieza fatal, despertarse tarde, perder algo, romper algo, quedarse sin café… pero aun así, algo pequeño hace que el día mejore.
3. “Mi primer deseo del año”
Un deseo grande o pequeño, realista o mágico, íntimo o absurdo. Puede cumplirse, torcerse, transformarse o sorprender. Un tema perfecto para relatos tiernos y con mensaje.
4 “El primer amanecer del 2026”
Un amanecer que trae recuerdos, decisiones, encuentros o reflexiones.
5. “Doce uvas, doce historias”
Cada uva puede ser un mini‑momento, un recuerdo, un deseo, una anécdota o un pensamiento. Un formato creativo y muy libre para jugar con la estructura del relato.
6. “La resaca más filosófica del mundo”
Para quienes quieran tirar por el humor, alguien medio dormido, medio vivo, descubre una verdad importante sobre su vida… o simplemente intenta sobrevivir al día.
El minuto después de las campanadas
Las campanadas acababan de sonar y, como cada año, yo seguía masticando la última uva como si fuera una prueba olímpica. A mi alrededor todos brindaban, se abrazaban y gritaban “¡Feliz 2026!” mientras yo intentaba no atragantarme y mantener la dignidad. Un clásico.
Ese minuto después de las campanadas siempre tiene algo especial, es como si el mundo se quedara suspendido entre lo que fue y lo que será. Y ahí estaba yo, en medio del salón, con la copa en la mano, el corazón un poco acelerado y la sensación de que algo bonito estaba a punto de pasar.
De repente, alguien me abrazó por detrás.
—Este año sí que sí —me dijeron al oído.
No supe si era un deseo, una promesa o una broma, pero me hizo sonreír.
A mi alrededor, la escena era un poema.
El tío que siempre llora, llorando.
La prima que siempre ríe, riendo.
El vecino que nunca viene, viniendo.
Y yo, en medio de todo, sintiendo que ese caos cálido era exactamente lo que necesitaba.
Mientras todos brindaban, yo me quedé un segundo en silencio. En ese minuto, después de las campanadas, pensé algo que nunca digo en voz alta, es mi secreto , el que yo solo sé, y que me hace feliz. Fue un deseo pequeñito que me abrazo por dentro.
En ese minuto mágico, alguien brindó por los que estaban, por los que faltaban y por los que vendrían. Otro confesó un propósito absurdo. Otro se tropezó con la alfombra. Y yo pensé que, si el año empezaba así —entre risas, abrazos torpes y uvas mal masticadas—, quizá no necesitábamos nada más.
Porque entendí algo sencillo, el primer minuto del año no tiene que ser perfecto, solo tiene que ser nuestro.
Y así, con la copa medio llena y el corazón feliz empezó mi 2026.
Campirela_
Aquí encontraréis la convocatoria y los participantes. Muchas gracias.
Lindo relato. Te mando un beso y te deseo un feliz año para ti y tu familia.
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