Un Jueves, un Relato (Sucedió en el bus)

Mi puesto de trabajo es algo parecido a un psicólogo, pues yo observo y escucho y rara vez entro en las conversaciones de los pasajeros, pero ese día mi mirada estaba puesta al frente, pero también a través de retrovisor la escena que vi me hizo plantearme muchas cosas.

Como cada día de la semana a las doce en punto allí estaba el matrimonio cada uno con su bastón, él siempre detrás de ella, era como que quería protegerla en cada momento, subían despacio y con su bono ya preparado me daban los buenos días y se sentaban  siempre en los mismos asientos, si estos estaban libres.

A lo largo de los años estar siempre en la misma línea de recorrido, y el mismo horario podemos decir que los viajeros se convierten en algo más, pues aunque no prestes mucha atención los ves a diario y por su cara, sabes si están de buen o mal humor.

No con todos, pero con algunos llegas hacer amistad, y sin saber cómo van formando parte de tu vida ..

La pareja de Juan y María eran uno de ellos, los conocía más de diez años, no siempre habían subido juntos, mientras que estaban en edad laboral cada uno lo cogía a distintas horas pero desde la jubilación todas las mañanas sin fallar a la misma hora hacían el mismo recorrido.

Ese día noté algo extraño en la mirada de Juan, estaba ausente apenas sus ojos me miraron al pasar , por eso mi atención fue mayor por el retrovisor.

Vi como María agarraba sus manos al tiempo que le acariciaba y él seguía absorto con mirada al frente, así transcurrió todo el trayecto, al bajarse en su parada, como siempre se despedían con un saludo con la mano, ese día no lo hubo, ella lo llevaba agarrado , sus manos estaban ocupadas.

Transcurrió más de un mes que la pareja no estaba en la parada, pensé que con estos fríos tal vez estuvieran resfriados, hasta que ese lunes la vi a ella, sola y de negro riguroso, al subir me miró y con unas lágrimas en sus ojos, solo me dijo :

_ Ya ves Pepe, hoy mi acompañante no quiso venir, dice que hace frío y dónde está allá arriba, está la mar de calentito.

Ante esta frase, la cogí de las manos y se las bese, ella me entendió al igual que yo ella.

Esa noche al terminar mi jornada cuando llegue a mi casa, fui derecho a mi mujer, la abrace y la bese, ella se asustó, pensó que me pasaba algo que estaba loco, pero no ..pensé en Juan y en María y quería decirle a mi mujer cuánto la quería, los besos y muestras de cariño y amor siempre hay que tenerlas nunca se sabe cuándo no podrás volver a abrazar a tus seres queridos...

Campirela_

Este jueves el anfitrión es Alfredo y él nos propone hacer un relato sobre historias del Bus, pue bien la imagen ha sido la que me inspiró este texto, espero que les guste..mil gracias y les dejo enlace. La Plaza del Diamante