El puente de Marco
El arroyuelo de Abrilongo baña en su orilla oriental las tierras de El Marco, una pequeña pedanía del municipio de La Codosera, en la provincia de Badajoz, y en la occidental, las de Várzea Grande, en el concejo portugués de Arronches. La misión de salvar el río y garantizar la comunicación le corresponde, nada más ni nada menos, que al puente internacional más pequeño del mundo.
Este jueves, Myriam nos deja como reto hablar de Puentes, pueden ser físicos o imaginarios, en esta ocasión me decante por el más pequeño de todos, se encuentra en la comunidad de Extremadura, y sobre él intentaré ofrecerles una pequeña historia espero que les guste como siempre si quieren participar pinchen la imagen y les llevará a la lista de participantes. Gracias.
DOS PUENTES Y MUCHAS RISAS
Aquellas tardes de otoño las recuerdo jugando al parchís junto a mis hermanos, eran tardes divertidas donde aquel tablero se convertía en el centro de todas nuestras risas y tan bien enfados. Una tarde que vinieron mis primos hacía un frío horrible, no pudimos salir a jugar al patio, y en la calle mucho menos, pues la noche anterior había caído una buena tormenta. El río estuvo a punto de desbordarse, gracias aquel puente que aunque era pequeño hacía su cometido, — aparte de todas las historias que había sobre él—, pues se contaba que como pertenecía a dos países diferentes era lugar de encuentros furtivos, contrabando y mil cosas más, pero también de encuentros amorosos y algún que otro duelo en tiempos remotos. Pues como os contaba aquella tarde nos pusimos a jugar al parchís, mientras mi madre y mi tía, contaban sus historias sobre el puente, que si habían visto a fulanita con menganito cortejarla, que si la guardia civil hacía oídos sordos y dejaba pasar tabaco y toallas para venderlas a los turistas, un sin fin de cotilleos.
Cuando en esto que salta mi prima, ¡a ver cuando abres el puente que me están comiendo todas las fichas!
Hay vinieron las carcajadas más grandes que recuerdo de tantas tardes de juego, cuando mi tía la pobre pensando en el otro puente salto:
¿Pero desde cuándo se comen a las chicas debajo del puente? Al oírla toda sulfurada decir eso, las risas de mis hermanos y mis primos fueron tan fuertes que mi madre comenzó a decir chicos, por favor, que vais a hacer que venga la guardia civil. La tía, la pobre, se quedó en silencio, ella no sabía que con su respuesta a lo que ella creyó haber oído hizo que pasáramos un rato de risas y carcajadas que en la vida se nos olvidaría. Gracias, al puente del pueblo, los puentes del parchís y una pequeña sordera, hoy pasados los años el recuerdo sigue estando ahí, con las mismas ganas de sonreír de aquella tarde.Campirela_