Relatos de los jueves(Las puertas de los cielos)

Puertas Peligrosas

Parada ante esa puerta, las dudas le llegaron de repente, ¿debía abrirla, o quedarse tras de ella? Tres horas antes. La conversación que mantuvo por teléfono fue de lo más provocativa, nunca antes había sentido tantas ganas de conocer a alguien como esa vez, su voz la atrajo como la miel a las abejas. Una llamada inesperada, una pregunta sin malicia provoco una charla demás de media hora más que subida de tono. Ni ella misma creía lo que había hecho, jamás le daba charla a los cansinos comerciales que llamaban cada día vendiendo libros, camas, y colchones que mejoraban el estado de la espalda. Ese día fue su hora tonta y cayó en la palabrería de aquel hombre, que no vendía nada, solo se había equivocado de número, ahí fue donde surgió ese idilio telefónico con dosis de sensualidad. Allí estaba esperando su cita, su look era perfecto, observando la puerta de madera de roble con cristaleras a ambos lados, se debatía entre mente, corazón y por qué no, deseo de llevar a cabo aquello que horas antes había comenzado. Algo la frenaba no era el pudor, en ese instante recordó, haber leído en el periódico nacional un titular que le llamo la atención “Mujer descuartizada”. —Se halló el cadáver de una mujer de aproximadamente cuarenta años víctima del timo telefónico, un hombre amable y con dotes de seductor, las embauca, las cita y después las mata— Hasta ahora las pistas son que después de matar huye a otra ciudad, la última víctima fue encontrada decapitada en su casa, donde su marido la hallo en el suelo, el cadáver tenía como las anteriores víctimas una hoja en blanco apostada en su corazón. En ese momento sonó el timbre, un hombre bien parecido está tras la puerta, la mano tiembla, abre. Jamás se volvería a cerrar para ella. Campirela_ *308 palabras

Pesadilla

Me despertó un ruido extraño, no logro saber que es, me pongo la bata y bajo las escaleras, miro mi reloj y marcan las 4 de la mañana. Doy el interruptor de la luz y no hay, menos mal que cogí el móvil, la linterna alumbra lo suficiente para no caer rodando por las escaleras. Vuelvo a oír otra vez el mismo ruido, está detrás de la puerta, noto la presencia, hay un olor que no me es desconocido, pero mis recuerdos hacen acto de presencia y de repente le veo él, su sombra está ahí, la puerta se abre y otra vez vuelven las pesadillas. Suena el despertador, son las siete de la mañana, hora de comenzar el día. Solo fue una pesadilla…, no el olor sigue presente.

129 palabras*

Campirela_