Convocatoria del jueves... Cuéntame una anécdota o un hecho curioso

 

Este jueves es Myriam nuestra anfitriona y nos deja un curioso tema que dará muchas risas y alguna que otra sorpresa esperemos leer la de todos los participantes, a ver que nos encontramos ...

Sin pinchas en la imagen os llevará a su blog , muchas gracias por anticipado.

Un viaje divertido

Esta anécdota ocurrió allá por los años noventa, por entonces éramos novios y nos gustaba mucho viajar— ahora también, pero menos— ese año decidimos que como teníamos que ahorrar lo íbamos a hacer en plan, no tacaño, pero sí ahorrativo. El talbot horizon diesel, era nuestro más ferviente compinche, pues le teníamos nombre “Morito" que bueno salió, subía las cuestas que se las pelaba, pero vamos a lo que vamos.

Lo que hicimos fue quitar los asientos de atrás y poner un colchón de estos de espuma para hacer nuestra habitación improvisada, y que deciros, fue la mejor que nunca tuvimos ajajá. Con el ahorro del hostal lo emplearíamos en comer, para asearnos usaríamos las duchas públicas que halláramos por el camino.

Salimos de Madrid, dirección a ningún lado, eso era lo mejor, la aventura, cuando llegamos a la frontera en los pirineos, ahí sí, mi estómago me dio un quiebro, tal vez porque era la primera vez que salía de territorio comanche, España, y bueno una tenía sus miedos.

No recuerdo si era la primera o la segunda noche, ya en Francia, en el arcén de una carretera, cuando oí unos golpes en la ventana del coche, estábamos roques, en esto que abro el ojo y me veo una aparición,os aseguro que lo era. Un joven, guapo, alto, rubio, vamos un adonis dando pequeños golpes en la ventana, no podía ser. Acto seguido le doy un codazo a mi pareja —hoy mi marido —y le digo, niño despierta, despierta y todo sobresaltado, me dice ¡ que pasa! digo, mira, abre los ojos más y, ve lo mismo que yo.

Os diré que eran dos franceses profesores de tenis, que se habían quedado sin batería, y nos estaban pidiendo ayuda. Mi novio, que era y es un manitas los saco del aprieto gracias, a las pinzas que ellos llevaban, pero no sabían usarlas, con ayuda de nuestro Horizon les salvo la vida. No entendíamos ni papa de francés, cuatro cosas que aprendí en primero de bachiller, pero en ese momento no me salía palabra alguna, Nos enteramos de sus profesiones y algunas cosillas más gracias, a la mímica que hizo bien el trabajo de traductora.

La cuestión fue que cuando el coche arranco estaban más contentos que dos chiquillos con zapatos nuevos. En esto que vemos que uno de ellos saca un motón de billetes —francos— y nos los quieren dar, por supuesto dijimos que no, pero ellos se empeñaron y nos invitaron a desayunar, solo sabían decir mangiare, y eso si lo aceptamos.

Todo esto ocurrió en el pueblo de Toulouse.

Nota: Verídico todito.

Campirela_