Convocatoria De los jueves( Eran otros tiempos)

 ERAN OTROS TIEMPOS

Éramos dos adolescentes cuando nos pusieron a recolectar en el campo con mi amiga del alma, cada mañana uno de los mejores momentos era caminar con nuestras cestas llenas con el producto de temporada y dejarlas para su peso, tantos kilos, unas cuantas monedas.

Allí, en el camino al almacén, estaba la pequeña Rosita, con su cara sucia y su muñeca de trapo, aguardando a su madre le llevará un trozo de pastel, el que la Señora Eugenia le daba a escondidas del ogro de su marido, el patrón.

Qué recuerdos aquellos, y como pasa el tiempo, ya unas jóvenes, nos pusimos a coser, Julia con su máquina de pedales y yo a su lado enhebrando aquella dichosa aguja, y aprendiendo a sobrehilar.

Mi padre, cada mañana en su borriquilla nos traía el cántaro con el agua bien fresquita, pues ya se sabe cuando el calor aprieta el agua es la mejor solución para refrescarse no solo por dentro sino por fuera con un buen baño en el patio a mediodía.

Deseaba que llegara el sábado, con los dos reales que me daban por coser algún remiendo me iba a la mercería de Doña Juanita, allí sentada en la calle esperaba a los clientes, siempre con buen semblante y una palabra agradable

El pequeño Saúl, allí le teníamos en medio de la calle jugando a las canicas, ese niño se las sabía todas, ocupaba el lugar con picardía, así cuando pasaba una chica tiraba la canica aprovechando el muy ladronzuelo para mirar las piernas de las jóvenes del lugar.

Como pasa el tiempo, hoy cuando fui a ver a mis padres vi la foto de la entrada de la casa, allí me vi cuando era pequeña mi primera visita al mar, en compañía de mi prima, aquella que se fue a Francia y nunca más supe que fue de ella.

El vestido blanco de su comunión es el único recuerdo que guardo de mi prima. Fue su herencia al ser o más pequeña.

Cómo llegan a mi mente los tirones de pelo que mi madre me daba cada vez que me peinaba, pues estiraba tanto que hasta creo que la piel me rasgaba. Eran momentos donde confidencias de mujeres me contaba.

Y aquí ahora en mi vejez me veo jugando al ajedrez, o las damas, me quedo con las flores que hoy me trajo mi don Juan, como cada mañana.

Esta es mi pequeña historia en fotografías que me traen al recuerdo de mi mala memoria, algunas anécdotas de mi vida, espero que os haya gustado y con vuestro permiso lectores me voy a la cama que mi cuerpo descanse y mi alma se alimente de algún que otro sueño.

Campirela_

Podéis hallar más relatos en el blog de la anfitriona Molí... Gracias