Erase una vez en un lugar apartado entre montañas rodeada de naturaleza vivía una niña con toda su familia , esta incluía a los abuelos.
Todas las tardes y sobre todo en el invierno , esos días de lluvia que el frío es espantoso , se refugiaba en la cocina viendo a su abuela cocinar, hacía unos lindos pasteles , ella miraba y observaba como cocinaba las castañas que por la mañana a muy temprana hora sus hermanos mayores habían ido a recoger al bosque.
Las castañas las traían en un cesto de mimbre que su padre hacía todos los veranos con unas tiras que cortaba del árbol del mimbre que tenían en su gran patio , era en esta época cuando su papa , cortaba unas pocas de hojas para hacer un cesto, al mismo tiempo de dejarle más fresco al árbol le servía para que sus hijos tuvieran un lugar donde depositar dicho fruto o mejor manjar que tan felices les hacía ir a recoger .
Cuando cada mañana depositaban su gran recolecta , la abuela siempre les decía :
!ay hijos míos que contenta estoy de poder serviros de ayuda para haceros un gran pastel !
Abuela tú no solo nos haces pasteles , haces mucho más que eso , es el amor que nos das, con el rabillo del ojo mi linda abuela se pasaba su dedo índice y se apartaba esa lágrima que brotaba de sus dos grandes océanos que tenia por ojos, no la decíamos nada , pues sabíamos que era la felicidad que también hace llorar.
Esta época de otoño me hace recordar, aquellos días de antaño de los cuales jamás podré olvidar y claro esta que en los recuerdos no puede faltar , las castañas , el fuego y mi amor mas puro y sincero que mis abuelos me dieron.
Campirela_
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