¿Cuántas veces hubieses cambiado el final de una novela, una serie o una película, e incluso, un cuento de los que leías o te leían en la infancia? Muchas, ¿verdad? Pues sin ánimo de ser irrespetuosos ni menospreciar las conclusiones finales de ninguna de las obras que mencionemos, vamos a llevar a cabo ese “colorín, colorado” con el que nos hubiésemos quedado más satisfechos.
Asi es el nuevo reto que nos propone Ginebra, pues bien he decidido elegir esta corta novela que no por ella es menos buena, pues ya se sabe lo que dicen lo corto si es breve mejor.
Aquí os dejo mi carta , pero con un final que me gusta más , pero que el autor autentico decidió darle otro giro. Espero que os guste y si tenéis la oportunidad poder llegar a leerla en su totalidad de su origen. Muchas gracias, si pincháis en la imagen os llevará a la convocatoria .
Carta de una Desconocida
Solo quiero hablar contigo, contarte todo por primera vez. Deberías saber toda mi vida, que siempre fue tuya aunque nunca la supiste. Pero solo tú sabrás mi secreto, cuando esté muerta y tú, ya no tendrás que darme una respuesta cuando esto que ahora me sacude con escalofríos sea realmente el final. En el caso de que todavía estuviera viva rompería esta carta y continuaría en silencio, como siempre. Si aguantas con esta carta en tus manos, sabrás que aquí una muerta te explica su vida, una vida que siempre fue tuya desde la primera hasta la última hora. Este sería el original de esta corta novela que la abre leído unas cuantas veces, ahora está en mi mano poder cambiar el final y lo haré como me hubiera gustado que fuera. La carta nunca llegó a su destinatario, porque ella en su fan de supervivencia salió a flote después de que la diagnosticaran una muerte segura. Rompió su pasado y recupero todas las ganas de vivir, pero no por él, sino por ella misma, se recompuso de sus heridas y cicatrices, y volvió a brillar como nunca dejo de hacerlo, aun en sus peores momentos. Paso página, se olvidó de ese amor que ella creía en su mente de niña, cogió sus lágrimas derramadas de tantos y tantos años y las convirtió en sales con las que poder bañarse. Cuando se sintió en forma, logro mirarle a la cara y no sentir esa obsesión de amor, sino un recuerdo pasado bonito, pero sin dolor. Allí comenzó su nueva etapa por vivir. Un renacimiento del desamor al amor por la vida, a la lucha por el bienestar y volver a reencontrarse entre amapolas como cuando era una adolescente.
Campirela_
Mi agradecimiento a tu labor que es inmejorable, siempre Ginebra con todo cariño un fuerte abrazo.